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Mostrando entradas de enero, 2017

Leer para escribir II: leyendo a Medardo Fraile

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Ayer me di las buenas noches con un relato de Medardo Fraile: "El retrato". Casi cualquier lectura del autor es perfecta para irse a la cama con un buen sabor de boca. Aunque quizás no sean los más adecuados para serenar la mente, porque suele invitar a la reflexión,  pero no siempre la literatura es un arte, depende de las manos de las que provenga,  y con Fraile uno puede estar bien seguro de que lo que va a leer merece mucho la pena. Y la verdad es que, aparte del buen rato que pasé como lector, uno se fue con una bellísima lección de Literatura creativa. Con que sutileza, finura y delicadeza es capaz Medardo Fraile de hacernos ver los matices de las personalidades de tres de los cuatro personajes del cuento, sin mencionarlos siquiera. Habla el relato del retrato de uno de los protagonistas, ya fallecido. Además de este personaje, aparece una familia que fue sirviente en la casa del difunto, girando la historia alrededor de una misa de aniversario de la muerte del re

Patio de butacas V: Romeo y Julieta de Gounod

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A lo cotidiano de la historia ideada por Shakespeare, contrastaba lo desconocida que era para mí la ópera de Gounod . Y sus protagonistas también, pues es la primera vez que escucho a la alemana Diana Damrau y al italiano Vittorio Grigolo. No será la última, porque tienen voces muy hermosas y las muestran muy bien. Sobre todo ella, que es una soprano prodigiosa. Creo que casi todo el elenco de compositores clásicos se ha atrevido con Romeo y Julieta: Beethoven, Chaikovsky, Saint-Saens, Prokofiev, entre otros. Gounod creó una ópera bellísima, donde tenor y soprano pueden lucirse sobre todo en los fraseos, pues no hay demasiado lugar para los agudos espectaculares, muy bien dosificados, y sí para el arte de la romanza, el dúo, y un cuarteto corto pero impagable. El coro también tiene su espacio, aunque breve, que le permite lucir sus galas. Obviamente no es una obra menor, cuando grandes dioses de la ópera como Alfredo Kraus y Jussi Björling la llegaron a grabar en disco. Resulta b

La biblioteca de la buhardilla IX: La última noche de Luis XVI.

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Mi cuello, perderé mi soberano cuello mañana al amanecer. ¿Es posible que esto me ocurra a mí, un cuerpo divino, un hombre que es rey porque Dios eligió su estirpe de entre todas las mortales? ¿Dios? ¿Divino? Incluso yo mismo he llegado a creer todas esas pamemas que el pueblo ha creído durante siglos. Y será esa chusma la que acabará con la mentira que con tanta paciencia ha soportado. Al alba se descubrirá la verdad cuando la guillotina separe mi cabeza de mi alma. ¿Porqué yo? ¿Porqué la resignación ha tenido que desaparecer cuando me ha tocado a mí gobernar? ¿Es acaso justo? Pagaré mis pecados y los de cuantos me precedieron; recaerá sobre mi nuca toda la rabia heredada durante generaciones. Ahora, enfrentado al cadalso, comprendo cuanto ha tenido que sufrir este pueblo por culpa de mi soberbia, de mi injusto sentido de la justicia. Cuántas hermosas mujeres he ordenado matar para así sellar unos labios que me recorrieron sin más afán que buscar la geografía justa de mi placer. Int

Patio de butacas IV: Nabucco

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Hoy he visto al público de Nueva York entregado a Plácido Domingo. Cantaba el hombre el rol de Nabucco en la ópera del mismo nombre y la verdad es que, a punto de cumplir 76 años, sigue emocionando con su hermosa voz y su forma apasionada de interpretar. Uno no puede más que sentirse orgulloso de ser su paisano y que pasee el nombre de España por todo el mundo. Se ha "bajado" al rol de barítono, donde la voz no le juegue una mala pasada con la edad. Pero es tenor, y ha habido un par de veces en los que las notas con las que culminaba algún aria o pasaje no están al alcance de cualquier barítono. O de ninguno. En el intermedio han entrevistado a los cantantes. El único que no estaba endiosado era precisamente el único dios entre ellos: Plácido, que ha contestado con su forma campechana de hablar, explicando lo que significaba para él interpretar la ópera desde el otro lado, ya que años atrás la cantaba como tenor, un joven soldado enamorado de la hija de Nabucco. Es