Feliz año nuevo 2015
Había pensado, como cada vez en estas fechas, felicitaros el venidero año nuevo. Siempre, de una manera o de otra, a amigos y conocidos o a los eventuales lectores en general, he guardado la cortesía de escribir unas líneas, más o menos inspiradas, para aunar sentimientos y comenzar el siguiente año con ánimo y esperanza. Y en esas andaba hace unos momentos: no sabía si hablaros del concierto de la Filarmónica de Viena, o de las campanadas desde la Puerta del Sol, o de la excentricidad de la órbita de la luna alrededor de la cabeza de los lunáticos. Buscando inspiración, los auriculares llenaban mis oídos del concierto que el gran Eros Ramazotti dio en Roma hace unos años. Y llegando a mi canción favorita del italiano, Musica é, algo se removió en mis entendederas de forma compulsiva, para llegar a la conclusión más inesperada: no os voy a felicitar. No, definitivamente. Y creo que os hago un favor. Y me lo hago a mi mismo. Lo dejaré para el último día del año. Porque es mañana, 31...