El cortejo de las musas II: Representar los recuerdos.

A veces un detalle insignificante puede hacernos reflexionar profundamente, o revelarnos una idea que siempre ha estado presente y que, por alguna razón, se escondía en algún rincón de nuestra mente. Eso ocurrió el otro día cuando un simple cartel de una inmobiliaria, anunciando la venta de una vivienda, obró de catalizador de una nueva perspectiva sobre los recuerdos. Antes de volver al dichoso cartel, empezaré por el otro lado de la historia. Cuando mi madre falleció en 2005, fuimos desmontando lo que había sido su hogar. Y que había sido el mío hasta que me casé. Allí estaban los muebles que vistieron mi niñez y juventud, cuadros que prometían paisajes, adornos sobre los estantes que resumían la vida de toda la familia, libros que siempre esperaron ser leídos, muchos lo fueron. Pero aunque formaban parte de la historia familiar, el hecho de haber convivido con ellos hasta ese 2005 me privaba del paso atrás que precisan los artistas para ver con perspectiv...