Confieso que he leído XX: Seda salvaje, Eloy Tizón.

Escribir en primera persona una novela, aunque se trate de una novela corta, es arriesgado. Ya en un relato puede resultar pedante, egocéntrico más bien, ya que todo en la historia gira en torno al narrador-protagonista, pues difícilmente aparecerá otro punto de vista que no sea el suyo. No voy a decir que huya de los textos escritos con esa perspectiva, pero si que los recibo con algún recelo, los supongo sospechosos de no encontrar en ellos lo que prometen. Pero Eloy Tizón no es un escritor cualquiera. Sí, me di cuenta enseguida del narrador elegido: no llegó la suspicacia en ningún momento, tampoco la esperaba. Podría Eloy escribir una novela de mil páginas con apenas quinientas palabras distintas, y sería una obra hermosa en la que no echaríamos nada de menos, porque con pocos ingredientes, es capaz de combinar un guiso que sacie a los paladares más exigentes. Eso es Seda salvaje, la historia de una obsesión, que no voy a desvelar aquí, llevada al ext...