Trovadores V: Puente sobre aguas turbulentas, Simon y Garfunkel.

Cuando llegaron a mí sus primeras notas, ellos ya se habían separado. La radio, a veces, nos devolvía sus voces, canciones que no me pertenecían, robadas a los sueños de la generación que me precedió y que convirtió cada estribillo en un himno. Los sonidos del silencio sonaba a menudo en la radio, en versiones propias o ajenas, y las imágenes que evocaba las habitaban jóvenes de pelo largo, anchas ropas y cintas en el pelo, que creían en el amor libre y en un movimiento hippie que hacía años que había desaparecido. Todo ello revestía de una aureola de misticismo a las canciones de este dúo desigual: un compositor genial y un cantante imposible de imitar. No era tan fácil encontrar discos en aquellos tiempos, a punto de terminar los años setenta. Quisieron los dioses que, en mi cumpleaños, mi hermano me regalara "Puente sobre aguas turbulentas". La verdad es que lo primero que me llamó la atención del disco fue que el título estaba escrito con letras pari...