El Gran Akiba V: El rey de Hameln vuelve a su caja. Doce temporadas y una partida.

     El rey que veis en la imagen me ha acompañado entre los trebejos de mi club en Hamelín desde 2012. Tras doce temporadas completas más una partida que mis compañeros me han querido regalar hoy, abandona su caja junto al resto de piezas y se viene conmigo a España. Es el mejor símbolo que me puedo llevar de los recuerdos que dejo atrás. En dos semanas regresaré a casa, abandonaré esta ciudad y este club al que he tenido la suerte de pertenecer y del que pude celebrar su centenario en 2020. 

    Doce años y una partida (la primera de la temporada 2024/25 que comenzaba esta mañana. Mi club me quiso inscribir a pesar de que no puedo jugar ninguna más, para que me despidiera de ellos sobre el tablero) en los que no ha habido ningún mal momento, más allá de las partidas que uno irremediablemente pierde, ninguna mala cara, ningún enfado. En Hamelner Schach Verein he encontrado algunas personas maravillosas, con un concepto del ajedrez diametralmente opuesto al mío, lo que me ganó el apelativo recurrente de jugador con miras muy, muy, muy abiertas, pero fui aceptado sin reservas, a pesar de la barrera que pueda levantar un idioma que no he llegado a hablar bien. Y tengo que mencionar, entre esas personas, a una, a Hans-Joachim Spieker, Achim, el capitán de mi equipo. Sin aspavientos, sin darse importancia, ha cuidado de mí desde que me senté a su lado en mi segunda temporada en Hameln. Igual que ocurría en mi juventud con mi querido amigo Félix José Montoya, que sólo con mirarnos sabíamos qué iba a pasar en nuestras partidas, mi complicidad con Achim ha llegado a ese nivel de saber lo que está pensando el otro sobre su partida. Aceptó con alegría mi forma diferente de mirar el ajedrez; también asumió que yo no le dejara acabar tantas partidas en tablas como él tenía costumbre y, sobre todo, trató, como si de un segundo padre se tratara, a mi hija Ariadna. Ella se queda en Alemania. Yo no podría estar más tranquilo que sabiendo que Achim y su familia estarán a su lado. Si la Isla del Tesoro existe, está en la casa de oh capitán, mi capitán. Ayer, él y mi hija me supieron emocionar con esta foto del torneo Kurt Pape del pasado Julio.

"Fue muy divertido compartir equipo contigo. Gracias"

    Ese rey y esta foto estarán en mi estantería, al lado de mi escritorio, dónde los vea cada día y recuerde estos doce años y una partida vividos en Hamelín.