El baúl de las palabras I: Retestero.

No apareces en ningún diccionario vigente. La Academia, la Real, se olvidó de ti. No sé si nunca estuviste o simplemente fuiste mala, te nominaron y acabaron expulsándote de allí, como a los aprendices de trovador que desafinan, gallean al cantar, o simplemente caen mal a la prole.

Tampoco María Moliner parece hacerte caso. Es una lástima, porque útil, lo que es útil, me pareces un rato.


Es Luis Mateo Díez, gran escritor donde los haya, leonés él, con un castellano tan puro que cada novela suya es un libro de texto de nuestra lengua, quien te utiliza en su maravillosa "La fuente de la edad", que tantos años he tardado en leer.



    Y para resolver mi duda, he tenido que recurrir a diccionarios de palabras perdidas u olvidadas. Y no me cabe la menor duda de tu utilidad:

Retestero: lugar donde da el sol de plano.

    O sea, lo que mi madre, de una forma un tanto más coloquial, me decía de niño:

"Estas justo en medio de toda la solanera"

    Ella, que era una maestra en el arte de los crucigramas, de los antiguos, de esos que o tenías un gran vocabulario no los acababas ni a tiros, seguro que te hubiera conocido de estar tú en ellos. Y me hubiera podido decir, con gran economía del lenguaje,

"Estás en el retestero"

    Y la primera vez que me lo dijera, no me hubiera enterado, pero habría aprendido una palabra nueva. Habrá que darle las gracias a Mateo Díez por mostrárnosla. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuaderno de bitácora XIII: Censura

Cuaderno de bitácora XV: Mirando por la ventana