Entre la ficción y la realidad, o como desmontar a Sandro Giacobbe.

Vamos a suponer, aunque sea mucho suponer, que nos encontramos por la calle con un amigo que acaba de serle infiel a su pareja. El hombre, cariacontecido más por lo que le espera que por lo pecado, se debate entre la angustia de contárselo él mismo o confiar en que no se le note demasiado. Y también en que a la beneficiada no se le vaya la lengua de paseo.

En esa suposición andamos, sin entender la preocupación del adúltero por la situación. Lo mejor, obrar con naturalidad:

- Mira Eladio, tú ahora en llegar a casa se lo dices: Mariloli, no sé que me ha pasado, pero acabo de pegar un polvo con Pepi (que encima es su mejor amiga)

- Sí, hombre, si le digo eso a mi mujer, me calza un guantazo sin dejarme terminar.

- Tienes que adornarlo, para que no suene como algo sucio. Dile que ella estaba muy triste, que tú la consolaste, una cosa llevó a la otra, pero que mientras la abrazabas pensabas en Mariloli.

- Y me suelta la pareja del bofetón con la otra mano. ¿Tú te has fumao algo?

Y es que ¿Cuántas mujeres no han sentido pena por el pobre Sandro Giacobbe cuando cantaba el Jardín prohibido?

- Pobrecillo, si es que la carne es débil. Y mira que mono, se acordaba de ella a pesar de todo.

- Y además no lo va a hacer más. Eso le pasa por bueno, por querer ayudar a la amiga.

Qué queréis que os diga, por mucho que lo adornes escribiendo

Esta tarde vengo triste y tengo que decirte
que tu mejor amiga ha estado entre mis brazos 
sus ojos me llamaban pidiendo mis caricias
su cuerpo me rogaba que le diera vida.

Esto son unos cuernos como un templo. Y encima si le añades:

Sus besos no me permitieron repetir tu nombre, y el suyo sí
por eso cuando la abrazaba me acordé de tí

Ya, ya, mucho me acordé de tí, pero el tipo sigue que sigue, no lo deja para otro día. A Sandro todas se lo perdonan, pero al pobre Eladio, a saber quién es el tal Eladio, me parece que no le van a servir las artimañas del italiano.

Por lo menos, no es tan prosaico y directo como en Yo caminaré, de Umberto Tozzi. El italiano, sutil, dijo algo así como que "de amor te vestiré", que quien la tradujo para Sergio Dalma sustituyó por "yo te sembraré, tu germinarás". Menos mal que no utilizó el castizo "te voy a hacer un bombo". 

Comentarios

  1. Muy bueno, Luis.
    Recuerdo que esta canción de Sandro Giacobbe no la soportaba porque me parecía de una cara dura impresionante, era impensable que la mujer fuera comprensiva y le dijera" claro, no te preocupes, no pasa nada"

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Cuaderno de bitácora XIII: Censura

El baúl de las palabras I: Retestero.

Cuaderno de bitácora XV: Mirando por la ventana