Trovadores IV: Luis Eduardo Aute (1943-2020)

De alguna manera tendré que olvidarte, dejarte de vez en cuando en algún rincón de mi memoria, porque cada letra tuya, cada verso desde tu voz, acerca recuerdos de un tiempo que no entendería sin tus canciones.

De alguna manera tendré que olvidarte, porque no soportaría la noche más larga que llega tras el alba, el dolor de aquel hombre cuya muerte programada protestabas con unos versos que tantas veces repetimos, parapetados detrás de una guitarra con la que imitábamos tus acordes.

Sí, de alguna manera tendré que olvidarte, porque en todos estos años en los que caminamos hacia la utopía, no hemos conseguido  llegar a esa Albanta deseada, allí donde no existen hombres que mandan, las ciencias no son exactas, y el cielo no dice nada. Tendré, sí, que olvidarte, pero seguiré buscando esa tierra que prometiste y que debe esperarnos en algún lado. Quizás detrás de un dibujo de tu hijo, Pablo, ese que estará por ahí, supones, preguntándose que ha sido hoy de su padre.

    De alguna manera tendré que olvidarte, porque se me hace tarde, esa maldita clase de francés, son ya algo más de las cuatro, las cuatro y diez, y ya me han golpeado varias de las piedras de ese guaperas del James Dean, que no para de arrojarlas sobre la fachada. Hoy no nos has invitado a comer. Pagaremos nosotros la cuenta. Por un día, no va a pasar nada.

   De alguna manera tendré que olvidarte, Luis Eduardo, pero preferiría volver a verte: me muero de ganas de decirte te quiero, aunque sé que es imposible.

   ¿Sabes? De alguna manera tendré que olvidarte. Sólo le pido a Dios, como cantó León Gieco, que nunca sea capaz de encontrar la manera.

   Descansa en paz, Luis Eduardo Aute. Gracias por tanto.

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