Leer para escribir V: Natalie Goldberg y la precisión al escribir.

    "El gozo de escribir" es una magnifica obra de introducción a la literatura creativa. Aunque casi todos los conceptos que nos relata la autora ya son conocidos desde hace mucho tiempo, me gustar releer este libro al modo que un músico aún coloca la partitura frente sí, incluso cuando haya interpretado la pieza miles de veces y la conozca de memoria mejor que su propio nombre: siempre podemos ver algo nuevo que se nos escapase en las lecturas anteriores.

    Y es el caso. Ha salido a la luz un tema en el que discrepo con la maestra. Es lo que tiene la lectura crítica, que uno sale contestón, pero también es cierto que es el único camino para aprender: no creer lo leído sin pasarlo por el tamiz de la opinión propia.

    Goldberg afirma en el capítulo "Sé preciso" que no debemos usar los sustantivos imprecisos del tipo fruto o flor, sino que lo correcto es decir naranja o gladiolo, en pos de una precisión que ayude al lector a penetrar mejor en la esencia de lo que estamos contando. Que en vez de escribir muchacha, escribamos su nombre, para que el lector la identifique y eliminar, cito sus palabras, desenfoques mentales.

    Hoy, al leer este capítulo, he sentido un rechazo que no apareció en las dos lecturas anteriores, de las que han pasado ya, al menos, seis años. ¿Por qué no estoy de acuerdo? Sencillamente porque quizás la afirmación de Natalie esté bien como regla general, pero debería de aclarar que el hecho de no precisar ciertos componentes de la narración con la exactitud que ella reclama, nos da la oportunidad de permitir intervenir al lector, con lo que conseguimos involucrarlo en la historia y, al mismo tiempo, no despistarlo con un detalle que no es necesario -si lo es, habrá que precisar como Goldberg sugiere- como puede ser la flor de la ventana, la fruta en la nevera o la muchacha en la cola del pan.

    Si es irrelevante qué flor está en la ventana, ¿por qué habría de decir "la rosa que descansa en el alféizar" en vez de "la flor que descansa en el alféizar? Si es necesario que sea una rosa, bien, pero si no lo es, dejemos que el lector decida si es una rosa, un gladiolo, un lirio o la flor que sea. Al imaginar, lo que vea le gustará más, porque lo ha decidido él, que si resulta ser un encendido detractor de las rosas en maceta que le hemos impuesto.

    Creo que Natalie debería invitarnos a manejar este tipo de excepciones en la precisión que sugiere y que, en mi caso, prefiero utilizar para otros menesteres.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuaderno de bitácora XIII: Censura

El baúl de las palabras I: Retestero.

Cuaderno de bitácora XV: Mirando por la ventana