El druida errante II: el Muro de Berlín



   Ayer anduvimos por Berlín. Huele a historia reciente, a hechos que ocurrieron y que sólo conocíamos por libros y documentales, donde casi nunca te cuentan como la gente sufre lo que los gobernantes deciden. Nos impresionó el Muro de Berlín y su historia, conocida de oídas, sobre todo al ponerle cara, nombre y apellidos a las víctimas que se cobró. Tomamos consciencia de vidas partidas en dos, de barreras levantadas en la propia tierra de sus habitantes por poderes extraños a ella. Se ha hablado largo y tendido de las barbaries del Tercer Reich con el pueblo judío, pero no lo suficiente de las sufridas por el pueblo alemán y más concretamente berlinés a manos del monstruo soviético. De un día de turismo maravilloso que fue ayer, nos volvimos a Hameln con la alegría contenida de haber rendido un pequeño homenaje a un pueblo maltratado.

  

   Nos dolió especialmente el mosaico fotográfico donde al trasluz del sol, se pueden ver las fotos de las víctimas que lo fueron del Muro. No se trata de una pélicula bélica o de una historia de ficción, sino de rostros reales, con nombre y apellidos, como tú y como yo, que sólo buscaban la libertad que les habían robado. Ayer descubrimos la tragedia de Peter Fechter, que trató de huir del muro junto con un amigo y fue alcanzado por un disparo. Un joven de 18 años, albañil, al que dejaron morir desangrado, a la vista de todos, en el lado Este del muro.

   Su historia y agonía tuvieron merecido homenaje: Nino Bravo, nuestro gran cantante, hurgaba en la memoria cada vez que cantaba LIBRE, su gran éxito, dedicado a Peter. En la página de Periodismo sin Fronteras encontramos la historia completa de la canción. No voy a repetirme ni a atribuirme un conocimiento que no tenía. 


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